domingo, julio 07, 2013

papa piraña

Así es, papa piraña. Sí, sin tilde ni mayúsculas. Tienes mucha razón cuando dices en tu columna: "Yo demando un mínimo requisito indispensable: el misterio" pues la cara de perdido en la inmensidad galáctica de tus coloridas poses de vedette periodística cuando te hablan de política evidencia el oscuro e inescrutable misterio que representa para ti todo análisis sociopolítico de alguna coyuntura nacional o internacional, alguna doctrina o ideología, algún atisbo de pensamiento filosófico, antropológico, sociológico.

Tus ojos mirando a la nada, tu boca titubeante, tu rostro pálido siendo cacheteado por la escalofriante ignorancia, tus absurdas preguntas que presuroso sueltas inmediatamente después de ese lapsus producto de tus vacíos mentales como queriendo salvar el momento y en la absurda creencia de que nadie se da cuenta, esperando quizás los halagos chupamedieros de tus otorongos colegas. Ese es tu retrato fiel y lastimero cuando con pose de triste remedo de Wilde pretendes hacer periodismo político.

De periodista político no tienes nada. Misterio es lo que es la política para ti. Eso es algo que no puedes ocultar.

El español tiene un nombre para eso, fantoche.


Analistas políticos, periodismo y pensamiento único

En esta suerte de retiro laboral-espiritual en el que me encuentro y en el cual procuro no leer diarios nacionales, ni noticieros y mucho menos programas dominicales de tan rimbombantes y descarados otorongos mediáticos pues, cada vez que reviso uno de esos mercadillos mercachifleros de información impresa o en redes me encuentro con perlitas dignas de película de los tres chiflados. 

Tal es el caso de esta "inteligentísima" columna del Señor Ricardo Vásquez Kunze, otro caballero templario de esta suerte de amos y señores de la "opinión pública", de estos que fungen de periodistas y que se atribuyen el ostentoso epíteto de "analistas" de algo (si con suerte llegan a furibundos charlatanes con ese falso aire soberbio de palabreadores de la nada).

El mencionado palabrero profesional en dicha columna hace algunas justificaciones con la sangre hervida de tirria y antipatía hacia el presidente boliviano, que a todas luces y por alguna extraña razón detesta sin pudor ni demora, afirmando que bien ganado tiene lo de la retención de su avión en Austria y las presiones de algunos países europeos para revisar su aeronave.  

Armado de prodigioso verbo y con acuciosidad de relojero, además de algunos adjetivos rudimentarios, describe cual Gastón del chisme de callejón el triste periplo de tan detestado presidente. Pobre en palabras y riquezas de algún tipo concluye sagazmente en que merecida tiene la vejación, "al vejador le han respondido con un vejamen" afirma a rajatabla, casi sin pensarlo, guiado por su más crítico sentido de la proporción y el más pulcrísimo pensamiento crítico.

 Creo que el meollo del asunto es muy simple, parece que este señor (que me imagino debe terne un rosario de cartoncitos, certificados, membresías, estampitas de santos y vírgenes y demás acreditaciones que den fe de que es un superdotado e hiperreflexivo ente) es incapaz de diferenciar la libertad de expresión y opinión de la ignominia de exponer al peligro y vergüenza al representante de una nación, pretendiéndolo tratar como ciudadano se segunda al querer revisar un avión presidencial como si de un delincuente se tratara y, con él a todo su pueblo. ¿Todo en base a qué? chismes baratos.

Esto es algo que este, como muchos de esos que andan soberbiamente endilgándose ostentosamente el título de "conocedores de algo", analistas y periodistas que a falta de argumentación usan el viejo truco de El Trome y La Chuchi, hablando tonterías sin ton ni son, son incapaces de entender.

El día que estos señores sean así de "críticos, imparciales y objetivos" con sus amiguísimos, el día que Alvarez Rodrich y Rosa María Palacios sean críticos con gente como el fracasado exministro e informante de la CIA Fernando Rospigliosi, el día que sean críticos con los otorongos de sus colegas y demás fauna argollera y servil de medios privados, ese día el periodismo será lo que siempre debió ser, una profesión digna y valiente. No el vil oficio, mercantilista y mediocre en que lo han convertido.

Nada de eso es raro, ya nos tienen acostumbrados pues creen que nadie se da cuenta. Lo raro sería que hagan periodismo de verdad, profesional.